jueves, 10 de diciembre de 2009

El Automovilismo en el Oeste

Adolfo Scandroglio, un corredor de Liniers
Fue un 19 de septiembre del año 1917, con el mundo envuelto en la primera guerra mundial. En el mismo día en que era expulsado de la Argentina el Ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Dr. Luxburg, por haber ordenado no tener piedad con los buques argentinos que llevaban provisiones a Europa, diciendo textualmente: “Con respecto a buques argentinos recomiendo compelerlos a volver, hundirlos sin dejar rastro alguno o dejarlos pasar. Todos son muy pequeños.- (Firmado: Luxburg)”. Y dentro del mismo año, que en Italia se empezaba a fabricar un avión muy particular, el Pomipole. En ese mismo día, también nacía en México la bailarina de ballet Amalia Hernández, a la vez que en nuestra querida ciudad de Buenos Aires, más precisamente en el barrio de Liniers nacía Adolfo Scandroglio. Fue un apasionado de los automóviles, quien tomaría como meta la velocidad llevada a los límites. A los 20 años (1937) comenzó a construir su auto de carreras, con un auto de fabricación belga marca “Minerva” -como el de la fotografía- al que modificaría para adaptarle un motor de avión. Y qué, precisamente se trataba del mismo modelo de avión, que se empezó a fabricar en el mismo año de su nacimiento. Ese motor era un Fiat A-12, que original de fábrica erogaba una potencia de 260 HP, pero con las modificaciones que le haría lograría una potencia de 320 HP. La misma potencia que hoy tiene un auto de Turismo de Carretera, pero anticipada en 85 años. Con esta supermáquina salió a correr, logrando muy buenos laureles en poco tiempo. Pero como toda pasión y ansia de superación, (de un personaje muy querido en su barrio, y en todos los sitios donde lo conocieron) quiso siempre acelerar un poco más. El límite le llegó en 1949, mientras Estados Unidos y Rusia se peleaban por el reconocimiento de la China comunista. Acá, en nuestra pacífica Argentina, se corría entonces una gran carrera en el circuito de Rafaela, provincia de Santa Fe, a la vez que fallecía don Juan Cassoulet, quien fuera el primer ganador de una carrera de autos realizada el 11 de Noviembre de 1901 a bordo de un automóvil marca Róchester. Por aquellos tiempos se corría muy rápido, casi como hoy día, pero con muy pocos elementos de seguridad. Cabe recordar la vestimenta de Juan Manuel Fangio, que para la misma época utilizaba solo “un gorro de cuero y una correa” que, a modo de cinturón lo mantenía sujeto al asiento. A la primera vuelta y con todo un record de velocidad, Adolfo Scandroglio hacía notar su presencia. Pero en la segunda, al intentar mejorar más aún esa marca, fallaron los fierros terminando así la pasión de este querido vecino, que sembraría el camino (como los hermanos Emiliozzi, o los también recordados hermanos Navone, del barrio del Caballito) para que otros continuaran en esa senda de construir y correr sus propios autos. Al día siguiente prosiguió la carrera con el primer lugar vacío. ¿Casualidad o presagio? En un accidente allí también perdería la vida Italo Bizio, camarada de competencias que, al salirse de pista atropellara y matara a diez espectadores, llevando a doce el total de muertos en aquella jornada.
(*) Investigación: Gabriel Guereta – miembro de la Junta Promotora de Estudios Históricos de los Barrios del Oeste.
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